Mujeres robóticas

Potenciando las capacidades de lideresas sociales de alto impacto

Cruz Helena Valencia 

La cultura colombiana está profundamente atravesada por el machismo y los estereotipos del patriarcado. Por eso se dice, en muchas partes, que el proyecto de vida de la mujer es simplemente atender a su marido, criar a los hijos y cocinar. A lo sumo, estudiar las carreras acordes a la feminidad y dejar que los hombres sigan haciendo las cosas “exclusivas” que hacen los hombres. 

Sin embargo, jóvenes como Cruz Helena, se niegan a creer que las mujeres no puedan trabajar en los oficios que han sido preponderantemente masculinos. De modo que busca sanar las heridas de la desigualdad de género en su tierra chocoana, particularmente en Quibdó,  a través de la Escuela de Robótica del Chocó y el Programa Innovation Girl; empoderando a las niñas y las adolescentes del departamento mediante la robótica, la ciencia y la tecnología. Pretende con estas iniciativas que las mujeres abran espacios laborales en estos sectores, para que en el futuro cercano sean industrias más diversas y con mayor representación femenina.

Su propia historia se ha convertido en su principal motivación para emprender el camino de sus sueños. Ella al igual que muchas otras, proviene de una familia sencilla que tuvo que luchársela para salir adelante. Fueron varios los desafíos que tuvo que sortear para llegar a ser lo que es hoy en día; aunque hubo uno en especial que la marcó de forma permanente y definitiva. Ella lo llama “mi impulso de liderazgo”, y ocurrió antes de entrar a la universidad a estudiar derecho, cuando Cruz Helena encontró barreras sociales, raciales, económicas y geográficas para iniciar su carrera. Todo parecía estar en contra de su objetivo de ser abogada, hasta que halló en su interior habilidades de gestión que no sabía que tenía, y se las ingenió para conseguir una beca, tocando todas las puertas que encontró. “Movida por esa situación , hoy en día, me considero una joven apasionada por el cambio y la transformación social”.

Esa experiencia creó en ella un hondo sentido de pertenencia e instaló un deseo de contribución a su comunidad. Esto la llevó a buscar estrategias para ayudar a otros. Empezó por crear entornos educativos diferentes a los institucionales y promover el liderazgo juvenil; siempre con el enfoque de género como eje transversal para reivindicar a las mujeres chocoanas y cerrar las brechas que ha abierto el patriarcado.

Cruz Helena, es una joven que no solo se mueve sino que moviliza. En el futuro se visibiliza como un referente para otros jóvenes que han sido especialmente marcados por los fenómenos de violencia y racialización que sufre su departamento. De ahí que se inspire en personas como Paula Moreno, ex ministra de cultura y presidente de la Corporación Manos Visibles. Espera ser como ella y convertirse también en un mujer entregada al servicio y “la transformación del pueblo negro”, promoviendo la importancia del territorio construído desde los liderazgos propios de las comunidades afrodecendientes.

Quiere seguir tocando vidas para derribar los paradigmas que se esconden detrás de la ciencia y la tecnología, luchando desde el amor y el respeto para que las mujeres no sean robóticas por tener que ceñirse sin protestar a los roles instituidos por el machismo, sino porque a través de cables y tornillos logran su independencia.

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"Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, pueden cambiar el mundo"

Eduardo Galeano